jueves, 31 de enero de 2008

Capítulo 4

El rato que pasé sentado en la plaza leyendo el periódico se me hizo corto. Fugaz. Casi había olvidado mi cita en el registro civil. No podía permitirme llegar tarde el primer día. ¿Qué iban a pensar de mí? Así que me levanté y me dirigí al lugar de la cita. Allí me esperaba alguien que, a simple vista, parecía la personificación de lo amargo de los limones. No conocía de nada a esa chica pero su visión me causaba algo que no sabría cómo describir. Hartazgo. Tedio, quizá. Apuesto a que era de ese tipo de personas que, después de sonarse, doblan el pañuelo haciendo coinicidir sus esquinas. Del tipo que planchan los pijamas. Apuesto a que los pocos minutos que me retrasé le sentaron como si le hubiera clavado un sacacorchos en la rodilla. Esperaba que no me hiciera pagar por eso.

-Lo siento. Llego tarde - Me apresuré a excusarme.

-Ya veo, ya. Supongo que se ha perdido. ¿Es la primera vez que viene a la ciudad?

- Sí. Es la primera vez que vengo. -Aunque no es que me hubiera perdido.

-Bien. Verá: no acostumbro dejar entrar aquí a cualquiera que me pide la llave del archivo.

-Entiendo.

-Pero usted no es cualquiera ¿verdad?

-Verdad. Trabajo en un proyecto de investigación que coordinan varias universidades europeas. La Comisión Europea, con aprobación del Parlamento, ha expedido un permiso especial para que mis compañeros y yo tengamos acceso a ciertos documentos. Entre ellos, algunos que se encuentran en este archivo.

-Conozco el mecanismo. Papi le firma una nota al nene para que la profe le deje hacer lo que quiera porque el nene es muy listo. Y eso le dará derecho a usted a saltarse las normas que se supone que yo debo guardar y hacer guardar.

-Sí. Algo así.

Golpeó la mesa con la palma de su mano. Fuertemente. Yo ya tenía preparado el permiso firmado por miembros de algunas de las universidades con las que colaboraba y por funcionarios de Bruselas. No hizo falta. Bajo la palma de la estricta cerbera de esas dependencias había un manojo de llaves.

-La pequeña abre la puerta principal. -Me aclaró - La más grande de todas abre la sala donde está todo lo anterior a 1870. La otra no le hará falta. ¿Alguna duda?

-No. Está todo claro.

-Bien porque es mi hora del almuerzo. Volveré más tarde. Coja lo que le haga falta. Fotocopie lo que le haga falta. Use mi escritorio. Pero no desordene los volúmenes.

-Eso está hecho.

Se puso una chaqueta de piel negra. Se soltó la coleta y agitó su cabeza a ambos lados para que su pelo se acabase de soltar. Si eso estuviera grabado a cámara lenta, se podría usar para un anuncio de champú o de perfume de mujer. Me pareció un personaje peculiar.

Miré hacia mi palma abierta sobre la que estaba el llavero. Cerré el puño y sonreí. Ahí había tela que cortar.




martes, 29 de enero de 2008

Falsos mitos y cosas sorprendentes de la Biología II

¡¡Mamá, Hay un dinosaurio comiéndose el alpiste!!


Vaya. Nos ha salido riguroso el nene. Pero no le falta razón: Las aves son dinosaurios. No se trata sólo de que las aves sean un grupo evolucionado a partir de los dinosaurios. Las aves y los dinosaurios forman parte del mismo grupo. Fijáos en un muslo de pollo. Mirad en la parte de piel más amarilla. En ella se ven claramente unas estructuras muy familiares: escamas (o, al menos, vestigios de ellas). Es sólo un ejemplo de lo que se conoce como Homologías (órganos que aparecen en una especie y, de nuevo, en otras especies evolutivamente relacionadas con ellos aunque tengan alguna modificación), las evidencias en las que se basan los zoólogos para establecer relaciones filogenéticas (evolutivas). Uhh: Parque jurásico en la jaula.


Cariño, siempre me dejas la bañera llena de escamas.

Ugh. Qué impresión ver la bañera llena de escamas. Y no sólo la bañera: también la almohada, los sombreros, los peines, el cajón de los peines... ¡Están por todas partes! Pero... ¿estamos en "1, 2, 3, Splash"? ¿Te has casado con un arenque? Nahh. Hablo de los pelos. Oscuros, teñidos, largos, cortos, con canas... Todos ellos son una "adaptación evolutiva", una modificación de las escamas reptilianas. Los mamíferos somos un grupo que desciende de un tipo de reptiles en parte modificados por el tiempo y la genética. Una de esas modificaciones se hace presente en las escamas que pasaron de ser unas placas defensivas a una estructura que mantiene el calor cerca del cuerpo y que, de paso, nos sirve para peinarnos y hacernos crestas.


¡Qué tragedia, La piel está muerta!


Siento que tengáis que enteraros aquí pero es cierto. Por duro que suene. La piel está muerta y no podemos hacer nada por ella. Y no sólo está muerta la piel de los uñeros o la que se desprende de la espalda y la nariz cuando tomamos mucho el Sol. Siempre le hemos llamado a eso "piel muerta" pero eso es un epíteto, una redundancia. Toda la piel está muerta.


La epidermis (la capa superior de la piel) está dividida en muchos estratos (muchas capas) a su vez. Cada una se distingue de la otra en función del grado de keratinización y la capacidad de dividirse de las células que las componen. ¿Keratiniza-qué? Las células de la piel elaboran keratina: la proteína de los cuernos (recordad lo que decíamos de los cuernos). A medida que subimos por los diferentes estratos, vemos que las células son cada vez menos capaces de dividirse (y proliferar) y están cada vez más rellenas de rica keratina (Mmm...) hasta el punto que las células del estrato córneo están keratinizadas del todo. Tanto que ya no son capaces de realizar sus funciones vitales y mueren. Imaginad que nuestro estómago, en vez de segregar ácidos, segregase cemento. Al poco tiempo moriríamos. Pues eso les ocurres a las células del estrato córneo y gracias a eso nuestra piel es más resistente.


D.E.P.


Esto no es una flor


A partir de ahora, si le ofrecéis esto a alguien, no le digáis Toma. Una flor. Porque no es una flor. Son varias. Sí: no estoy bizco ni he tomado pan de centeno en mal estado. En plantas como las margaritas, los girasoles y el diente de león las flores se disponen en lo que se conoce como inflorescencia en capítulo, es decir, están todas agrupadas en lo alto de un receptáculo. Más o menos a la misma altura. Y ¿Por qué parecen una sola? Con una lupa binocular, unas pinzas y mucha paciencia podemos ver que la parte amarilla de las margaritas está compuesta por un montón de... flores. Pero esto no es lo único. Las hojas blancas son los pétalos fusionados de... ¡más flores!


Las primeras se conocen como flores tubulosas ya que su cáliz es muy profundo y sus pétalos están atrofiados (a penas son visibles a simple vista). Las flores de la periferia son las flores liguladas porque la estructura que forman sus pétalos fusionados se denomina lígula. Algunas plantas como el diente de león o el cardo mariano sólo tienen flores liguladas.



Una curiosidad: fijáos en los girasoles. De cada flor tubulosa se forma un fruto y cada fruto tiene una semilla (o, a veces, dos). Así es. Al igual que pasa en todas las flores, el fruto contiene a las semillas. La pipa es el fruto del girasol y la pipa pelada es su semilla. Por el bien de la pobre planta, suerte que el fruto del girasol no es la manzana.




Hasta más Blog

miércoles, 23 de enero de 2008

Falsos mitos y cosas sorprendentes de la biología

Las rosas no tienen espinas
Así es. La primera, en la frente. Al contrario de lo que dicen muchas historias, tópicos literarios y canciones, las rosas no tienen espinas. Claro, me diréis, cuando coges una rosa te pinchas con los pétalos. ¿no? Pues no y la explicación es simple: Las plantas desarrollan varios sistemas de defensa contra posibles depredadores. Uno de ellos es la formación de espinas o aguijones. Las primeras son protuberancias agudas que se forman desde el sistema vascular, desde dentro. Los aguijones (que es lo que tienen las rosas) son formaciones epidérmicas. Pinchan pero no se han formado desde el interior sino en la superficie. Probadlo: si le arrancáis un aguijón a una rosa con las uñas veréis que no se astilla como un palo, que no muestra sus fibras. Un falso mito de la biología.



Triste pero cierto. Mal que le pese a Ana Torroja.






La adrenalina no se quema


No seamos pirómanos. ¿Qué es eso de "quemar adrenalina"? A no ser que vayáis dándoos con un soplete en los riñones, la adrenalina (o epinefrina) no se quema. Esta hormona del grupo de las catecolaminas que se sintetiza en las glándulas suprarrenales es, como todas las hormonas, un "mensajero químico". Estos mensajeros químicos se forman en un tejido como respuesta a una situación. Al llegar al "tejido diana" vía el torrente sanguíneo inducen una respuesta en él. Su modo de actuación es posicionándose en los receptores de superfície de las llamadas "células diana", las que deben desencadenar una respuesta. Cuando estos receptores interactúan con la adrenalina, se inducen una serie de cambios estructurales que desembocan en una respuesta fisiológica. En este caso, se consume más energía y se estimula la contracción muscular en respuesta a una situación de estrés (como el miedo o cualquier peligro). Después de actuar, la adrenalina (como todas las demás hormonas) se separa de su receptor. Al cabo de un tiempo es eliminada por la orina, el sudor o degradada por proteínas circulantes en la sangre para que deje de desencadenar la respuesta fisiológica cuando no se necesita.



Así que menos ir quemando cosas.


Las arañas no son insectos


Así es. Al contrario de lo que mucha gente cree (aunque esto es un mito menos extendido) y de lo que muchas marcas de insecticidas aseguran, las arañas no son insectos. Lo único que tienen en común las arañas y el resto de los insectos es que ambas pertenecen al phyllum (tipo) Arthropoda. Símplemente eso: son artrópodos y tienen las patas articuladas (entre otras cosas). Dentro de este tipo hay varios subphylla y dentro de ellos, varias superclases. Superclases hay muchas (y más en animales que mira que son complejos) entre las que destacan los xifosuros, los miriápodos, los decápodos, los queliceromorfos y los hexápodos entre muchos otros. Las arañas pertenecen a los Queliceromorfos y, entre estos, a los Quelicerados. Se los distingue por tener 8 patas y quelíceros (unas verdaderas navajas en forma de colmillo al rededor de su boca. Algunas especies de arañas son capaces incluso de despedazar un pájaro con ellos).


Los insectos son muchísimo más complejos. Dentro de la superclase Hexapoda, está la clase Insectos que se divide en muchísimos órdenes (que vienen a decirnos que una avispa se parece más a una hormiga que una mosca) y se distinguen por tener seis de estas patas articuladas y alas.


Así que "mito cazado": las arañas y los insectos poco tienen en común. A pesar de que en muchos botes de insecticida diga algo así como "contra toda clase de insectos como moscas, mosquitos y arañas".

Los toros no tienen astas y los ciervos no tienen cuernos


A pesar de lo que diga Ana Blanco cuando retransmite los encierros de San Fermín desde Pamplona, los toros no son astados. Son, por duro que suene, cornudos. Y esto se debe mayormente a que no tienen astas sino cuernos. Y la pregunta que tocaría hacer ahora es ¿y no son lo mismo? y yo tendría que responder: pues no, no lo son.


Los cuernos son una funda córnea, es decir, son una formación de varias capas de keratina, la proteína que forma la uñas, que le confiere dureza a las capas superficiales de la piel y que recubre el pelo. Keratina viene de kerato ("cuerno" - triceratops, tres cuernos) y  la terminación "-ina" significa "sustancia" (vitamina: sustancia que da vida).














Nada que ver con las astas. Las astas son prolongaciones del hueso dérmico, del cráneo. Es lo que tienen los ciervos y los alces. Salen recubiertas de piel y esa piel luego se les cae. Seguro que habéis visto alguna vez una imagen de un alce con la piel colgando de los cuer... digo, ... de las astas.


Y creedme cuando os digo que la keratina y el hueso no son lo mismo. Si lo fueran, cada vez que os cortaís las uñas sería como si os rompierais un hueso. Pensadlo.