jueves, 21 de mayo de 2009

Apagado o fuera de cordura

La bicicletas se hicieron para desplazarse con más rapidez y con menos esfuerzo que corriendo. Los abrelatas se hicieron para abrir latas de conserva cerradas herméticamente sin tener que encontrar antes una piedra puntiaguda. Los destonilladores se hicieron para apretar o aflojar tornillos sin necesidad de comprometer la integridad de tus uñas. Los móviles se hicieron para que las personas que están alejadas hablaran entre ellas sin necesidad de gritar.


Asimismo, si ves a alguien corriendo mientras carga con una bicicleta a cuestas le dirás que iría más rápido sobre la bicicleta y se cansaría menos; si ves a alguien abriendo una lata dándole golpes con el abrelatas, le dirás que el abrelatas es más efectivo si se hace palanca usando como fulcro el instrumento (el abrelatas, se entiende) apoyado sobre el borde de la lata y con la cuchilla mirando hacia la tapa y, si ves a alguien apretando o aflojando un tornillo con sus uñas, le darás el teléfono del salón de estética que regenta un amigo tuyo por si luego tiene ganas de hacerse la manicura.


Siguiendo este razonamiento, ¿por qué el 83,5% de la población residente en este país se empeña en seguir hablando a gritos por el móvil?. ¿No sería más económico asomarse a la ventana y berrear libremente o comunicarse a base de silbos gomeros? ¿o es que al personal le gusta airear los banales detalles de su vida y hacer partícipes de ellos a la concurrencia ya sea en el tren, en el autobús, en el metro o yendo en bicicleta? ¿No tendría más alcance declamar los pensamientos de uno ante un público sobre un escenario o llenando de salpicaduras esporádicas de saliva el micrófono de una emisora de radio?


Sinceramente, Saray, ya sé que te has subido al tren y que vamos por Aranjuéh porque yo también voy en ese mismo tren, me importa un pimiento que vayas a llegar a Linareh a las dié, no tengo en menor interés en lo que le ha dicho la yaya al tito Enrique y me trae sin cuidado lo que has comido al mediodía.


Estimada Saray (y estimados todos aquellos que, como Saray, vociferáis en vez de hablar por el móvil): el móvil sirve para hablar con personas que están muuuuuy lejos como si hablaras (hablarais) con personas que están muuuuy cerca así que, por favor, un poquito de decoro.